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VIDA CÍVICA Y SOCIAL

Benedicto XVI y el Power Gay

JOSÉ MANUEL PADILLA RUIZ. PERIODISTA

 

Recientemente nos desayunábamos con una nueva perla por parte de la Santa Madre Iglesia Católica. Benedicto XVI pretende excluir a los homosexuales del sacramento de la orden sacerdotal. En concreto el Papa en su documento puntualiza: “La Iglesia no puede admitir en los seminarios ni al sacerdocio a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundas o apoyan la llamada cultura gay”.
            Llama la atención cómo esta puntualización entre: quienes  “practican actos homosexuales” y quienes “presentan tendencias homosexuales” . Mientras los primeros  son pecadores natos:  “los actos se presentan como pecados graves y la tradición los considera intrínsecamente inmorales y contrarios a la ley natural”.
            Las tendencias son consideradas "desordenadas" y que esas personas tienen que ser acogidas con respeto y delicadeza y no ser objeto de "injusta discriminación".

Unas cuestiones: ¿Cómo va a ser capaz Benedicto de diferenciar a quienes cometan actos y a quienes tengan tendencias? La sexualidad forma parte de la vida privada de las personas y como tal, es imposible discernir entre los actos y las tendencias. ¿Acaso tiene el Papa alguna fórmula que le permita distinguir claramente entre estas dos conductas?

Por otra parte, si el sacramento sacerdotal implica “el voto de castidad”, digo yo, qué más dará que los sacerdotes sean homosexuales o heterosexuales. Al fin y al cabo lo que cuenta es que sean “castos y puros”. Al menos hasta que esta norma básica de este sacramento se modifique y tal y como están las cosas en la curia vaticana, “va a ser que no”.
Algunos estudios cifran las personas con tendencias homosexuales entorno al 10 por ciento, de los cuales, parte de ellos habrán “cometido actos”. Esto implica que, al ser la Iglesia católica la mayoritaria, gran parte de estos homosexuales serán católicos.
Si estas personas se sienten a gusto cometiendo estos actos, calificados como “pecados graves”. ¿Por qué se ponen tantas trabas a todos aquellos homosexuales que quieren ser apóstatas, o dejar de pertenecer a la Iglesia Católica?¿Acaso uno no es libre de dejar de pertenecer a una Iglesia que no le quiere en su seno?
Señores de la curia vaticana recapaciten. Pónganse en la piel de un adolescente quinceañero que “sufre”de“tendencias homosexuales”. Si ese adolescente en su despertar sexual siente esas inclinaciones y escucha sus mensajes, se puede sentir “la persona más repugnante de la faz de la Tierra”, si no cuenta con el cariño y apoyo de “su familia” o con una personalidad fuerte.

Sinceramente creo que no cumplen con la Palabra del Maestro: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”, sino más bien todo lo contrario, idolatran la Homofobia que según el diccionario de la Real Academia es: “Aversión obsesiva hacia las personas homosexuales”.

PUBLICADO EN EL DIARIO . NOTICIAS DE LA RIOJA. LUNES 28 NOVIEMBRE DE 2005

Ciudadanos, ciudadanas, ¿Pero hay civismo?

Seamos realistas, nuestros políticos, se llenan la boca con esa palabra de ciudadanos y ciudadanas, así, haciendo "apología de la igualdad", por quedar bien, pero no nos engañemos, eso no son nada más que memeces. No existen ni ciudadanos, ni ciudadanas. Es gente, que comparte un área geográfica con otra gente, la conciencia ciudadana no existe. Vivimos con otros sin preocuparnos si lo que hacemos les molesta, y nos preocupamos por lo que hacen "otros", los "raros", "enfermos", en su vida privada, al menos es, a la conclusión, a la que llegué tras la manifestación del 18 J, algo que en la revista "Época", tildaron del "Día del Orgullo heterosexual".

Señores de la gaviota, ustedes pueden compartir su vida, con quien realmente les da la gana, tener una familia, que ustedes consideran "normal", aunque estén todo el día a hostia limpia. ¿Y esos niños y niñas van a ser buenos ciudadanos mañana?. Esos que reciben la educación de "amar al prójimo como a ti mismo" y salen de la Iglesia y su único argumento es el insulto.

Señores del alzacuellos, su "jefe" estará avergonzado de ustedes, esté donde esté, ese señor de barbas, Jesús de Narareth, predicaba el amor entre los seres humanos. Y además ustedes mismos, que llaman enfermos a quienes poeen una determinada orientación sexual, precisamente deberían tener "misericordia" con esos a los que tildan de enfermos, que son personas que no cuentan con los mismos derechos y sí las mismas obligaciones.